sábado, 30 de mayo de 2015

Último destino: Nápoles

Aquí estoy haciendo nuestra penúltima entrada... 
Como os hemos comentado, este es nuestro penúltimo día de viaje y tenemos que decir que... ¡estamos muy tristes! Pero no os preocupéis, estamos seguras de que este no será nuestro último viaje juntas y aquí estaremos para contároslo todo.

Allá vamos:
A las 9 y media hemos dejado el hotel de Caserta para ir a por el coche y llegar al hotel de Nápoles en tan solo 45 minutos. El hotel en el que nos vamos a hospedar se llama Piazza Bellinni y se encuentra en Via S.M. Di Costantinopoli 101, por el centro histórico de Nápoles. El precio por noche con aparcamiento incluido es de 470 euros a dividir entre las cuatro (aquí estaremos dos días). Rápidamente hemos dejado todo en su sitio y nos hemos puesto en marcha. Aquí tenéis la ubicación:



Después de acomodarnos en el hotel nos hemos dirigido hacia el Museo Arqueológico Nacional, se encuentra a solo ocho minutos de nuestro hotel por lo que hemos ido caminando. El horario es de 9:00 a 19:30 y la entrada nos ha costado ocho euros. En este museo encontramos una gran cantidad de esculturas incluida la de Hércules que es realmente impresionante, lo que más nos gustó fue la sección de arte pompeyano, donde podemos encontrar muchos murales y objetos sacados de excavaciones.




Después de pasar toda la mañana rodeada de verdaderas obras de arte tocaba buscar un sitio para comer. Fuimos a La Masardona situado en la Via Giulio Cesare, 27. Es un famoso restaurante típico por servir la pizza frita, está deliciosa, tenéis que probarlos sí o sí.

Después de descansar un par de horas en el hotel, nos pusimos en marcha dirección: catedral de Nápoles.
La catedral es el principal edificio de culto de Nápoles. Asume una importancia central en el plano histórico, pues, probablemente en la antigüedad, en su lugar se erguía un tempo dedicado al dios Apolo. La catedral fue construida por Constantino en el siglo IV. La actual fue levantada por la casa de Anjou y alberga el baptisterio más antiguo de Occidente.
La idea de la construcción fue de Carlos I de Anjou pero no la pudo realizar pues murió en 1285. Su hijo Carlos II de Anjou comenzó a construirla en 1299, pero murió años después en 1309,  antes de verla terminada. La construcción finalizó en 1314 durante el reinado de Roberto de Anjou.
La catedral contiene una serie de diversos estilos arquitectónicos: al gótico original se le sumó el barroco al ser remodelada por el arquitecto Luca Giordano. En el siglo XIX la fachada fue reconstruida por Errico Alvino con el estilo gótico originario. En la actualidad la fachada es Neogótica del Purismo italiano, sus puertas son góticas del siglo XIV y la sala principal barroca.
La capilla del tesoro (estilo barroco), posee la estatua de plata del busto de san Gennaro. El tesoro está formado por varias donaciones de ricos devotos, entre los cuales sobresale la mitra de plata con piedras preciosas donada por Matteo Treglia (con sus 21000 jovas es esta más rico del Tesoro de la Corona Británica y de los zares de Rusia).
En la capilla se encuentran cápsulas que contienen la sangre del santo. 



La catedral se encuentra a ocho minutos andando desde nuestro apartamento, aquí tenéis la ubicación:


Después de visitar la catedral, fuimos a la Piazza del Plebiscito, a 28 minutos caminando desde la catedral.


Está ubicada en el corazón de la ciudad, con una superficie de unos 25.000 metros cuadrados y donde se asoman algunos de los edificios históricos más importantes en Nápoles, como por ejemplo: el Palacio Real, la Basícila de San Francisco de Padua, el Palacio de la Prefectura o el Palacio Salerno.
La plaza fue por siglos un ensanche irregular, donde se desarrollaban las fiestas populares alrededor de las macchine da festa, proyectadas por grandes arquitectos como Ferdinando Sanfelice y Francesco Maresca. A principios del siglo XIX, durante el período napoleónico, la plaza cambió su aspecto, siendo completamente repensada y rediseñada por orden de los monarcas franceses. Los innumerables edificios religiosos fueron demolidos, debido a que limitaban el espacio e impedían integrar a la plaza en el tejido urbano, en lugar de ellos se erigieron edificios de Estado.


Después de dar un paseo hasta el hotel decidimos quedar a cenar allí porque estábamos agotadas.

Buenas noches...
Marisa.

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